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Varices Pélvicas – Varicocele
Descripción
¿Qué es la Insuficiencia Venosa Pélvica?
Es un concepto más amplio y que engloba a las “varices pélvicas”. Esto es, la aparición de varices en la pelvis puede venir por insuficiencia primaria de las venas gonadales, o bien por que exista una compresión anómala de grandes vasos venosos retroperitoneales, como la vena renal izquierda (Síndrome de Nutcracker), las venas iliacas (Síndrome de May-Thurner), o que haya una insuficiencia de las ramas de las venas iliacas internas, etc. De modo que las varices pélvicas son un exponente de algo que puede tener distintos orígenes.
¿Qué son las Varices Pélvicas?
Al igual que las venas de las piernas pueden sufrir una degeneración estructural con desarrollo en forma de varices, bien por una cuestión familiar-genética o bien por la suma de condicionantes y hábitos de vida, las venas de la pelvis pueden sufrir exactamente la misma alteración y convertirse y desarrollar plexos varicosos.
A esto se conoce como varices pélvicas, o varices pelvianas o varicocele pelviano. Lo más frecuente es observar estas venas varicosas de la pelvis, alrededor del útero y ovarios, en mujeres que han tenido numerosos embarazos, o embarazos gemelares, etc. Muchas pacientes refieren el antecedente de varices en los genitales externos o en la cara interna de la ingle durante el propio embarazo. Las venas gonadales (ováricas en la mujer, espermáticas, en el varón) aumentan su calibre hasta 10 veces durante la gestación y si bien suelen regresar a un calibre normal, en ocasiones no lo hacen y quedan grandes ejes venosos (gonadales, ováricas) que se vuelven insuficientes y desarrollan, con el curso de los años, varices pélvicas.
La sintomatología que producen tiene la misma explicación fisiopatológica que la de las varices de las piernas. En la pelvis, toda esa retención de sangre en las venas varicosas y la inflamación que producen puede producir dolor crónico en la pelvis, en el suelo pélvico, congestión crónica, sensación de inflamación difusa, malestar lumbar y en los genitales, dolor con las relaciones íntimas (dispareunia), síntomas parecidos a la infección leve de orina (disuria) y casi siempre además pesadez de piernas.
Como no es habitual que la población conozca este problema, que puede llegar a generar una mala calidad de vida, las pacientes no consultan y no piensan que se trata del mismo problema de varices pero en una “estación superior”.
La existencia de varices pélvicas en la mujer también se conoce como varicocele pélvico o pelviano o varicocele femenino, pero pueden existir en el hombre, aunque en este caso lo habitual es que dichas varices asienten no en la propia pelvis (que también puede ocurrir) sino en los testículos (habitualmente el izquierdo) produciendo un varicocele testicular, que puede conducir a la esterilidad por mala calidad del esperma.
Además, la presencia de varices en la pelvis que dependen de territorios venosos de la hipogástrica, pueden perfectamente ser la causa de unas hemorroides recidivantes, y cuyo tratamiento, además del que lleva a cabo el cirujano general, debería consistir en sellar el punto de partida interno de estas hemorroides, mediante una embolización venosa pélvica.